Los 27 carrotanques de Aguas Kpital no dan abasto para colmar la sed de cerca de 600 mil habitantes de Cúcuta.
El miércoles, bajo unos asfixiantes 30 grados, habitantes protestaron por la falta del líquido.
(Vea acá el especial multimedia del invierno en Colombia)Desesperado porque se se siente prisionero en Cúcuta, donde hoy faltan el agua y los alimentos, se sentía ayer Gustavo Muñoz, vendedor de una empresa de telefonía móvil."La naturaleza se ensañó con los cucuteños", decía desconsolado.
Gustavo -aunque no se le inundó la casa- vive un drama que se suma al de más de 3 millones de damnificados que deja la ola invernal en todo el país. Hace dos semanas, este hombre, su esposa y dos hijos tienen que bañarse en casa de un familiar y deben comprar sus alimentos en un restaurante. Las frutas, verduras, carnes y productos lácteos escasean hasta en los supermercados de cadena.
Tampoco hay cómo huir de esta crisis: las vías de la ciudad hacia el centro del país y la Costa Caribe están cerradas por cuenta de los derrumbes. "Nunca antes habíamos vivido tanta incertidumbre, pues todos los males se nos acumularon al tiempo. El clima no da tregua", advierte Gustavo.
Lo paradójico de esta situación es que mientras los ríos Pamplonita y Zulia, que surten al acueducto de Cúcuta, se desbordaron y sigue lloviendo, los habitantes no tienen agua potable. La turbidez del agua impide que el acueducto abastezca a la ciudad.
Además, la empresa Aguas Kpital no alcanza a surtir del líquido, con sus 27 carrotanques, a cerca de 600 mil habitantes de Cúcuta, por lo que ayer un grupo de pobladores bloqueó con palos, piedras y cuerdas las vías de acceso a El Zulia (Venezuela) y Puerto Santander, para pedir una mejor distribución del agua en una ciudad con una temperatura de 30 grados centígrados.
"Hemos tenido que ir, con baldes y ollas, a los cinco puntos de distribución, porque ni los bomberos tienen agua para sofocar un incendio", recordó Muñoz.
Sus hijos están en vacaciones temporales tras una orden de la Alcaldía de suspender las clases en colegios hasta el lunes 2 de mayo, medida que también adoptaron las universidades.
Esta crisis impide además enfermarse por estos días en la capital nortesantandereana, ya que la falta del líquido el Hospital Erasmo Meoz y las clínicas particulares suspendieron algunas cirugías.
La única alternativa, por ahora, es la ayuda de Venezuela para el ingreso de comida y agua potable.
Para que eso sea posible, las gestiones de la canciller María Ángela Holguín están en camino.
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